Lo que me pasa, es que Te Quiero.

Nunca antes había dicho un "Te quiero" a nadie. Y menos a un ser como el. Se enfadó tanto que la que lo tuvo que ir a buscar fui yo. Lo encontré en la orilla, sentado con los pies en el mar. Ni se giró. Solo habló.

-¿Porqué motivo estás aquí? ¿No tienes bastante con amargarme la mañana y la tarde, ahora también quieres amargarme la noche? Vete con ese tal Zack. Total, yo ya no te sirvo no? Te has cansado de mi. ¿Te crees que soy un perro? ¿Qué siempre voy a estar esperandote? Estás muy equivocada.

No aguantaba mas, todas esas tonterías, esas barbaridades que estaba soltando por esa boca, todas las idioteces me dolían. Me dolían mucho, el no se daba cuenta, pero yo ya estaba llorando. Pequeñas lágrimas recorrían mis mejillas y caían sobre la fina arena. No pude mas y le pegué. Entonces me miró y yo empecé a hablar.

-Eres un imbécil. Un bocazas. Un engreído, un egoísta, un egocentrico, un arrogante, un creído. Eres un estúpido y muy muy celoso. Y a veces eres muy irritante. Te ciegan los celos, y cuando te enfadas siempre tengo yo la culpa porqué según tu, yo soy la causante de todo tu mal. 

-¿Vienes a insultarme?

-Y ahora mismo no te tendría que estar hablando, no tendría que estar aquí. ¿Pero sabes qué? Nunca podría vivir sin tus besos, sin tus tonterías, sin tus besos de buenos días y de buenas noches, eres lo primero que pienso al levantarme y en lo último en lo que pienso al acostarme, me gusta de la forma en que me haces reír cuando tengo un mal día, me encanta tu sonrisa, tus ojos me transportan a otros mundos cuando los miro, y ni el mas estupendo sueño que podría tener sería mejor que estar a tu lado. Me encanta que te comas mis gominolas favoritas aunque no lo demuestre, que prepares picnics sorpresa y que hagas ángeles de nieve en la arena. Me gusta como cambia tu cara según van diciendote las cosas, cuando te enfadas como un niño pequeño y dejas de respirar, que me llames y me digas tus famosisimos "Hola" y que me cuelgues para que yo te llame, nuestras conversaciones que nunca llegan a ningún sitio, la forma en la que te sonrojas, y cuando me miras con caras extrañas. Me gusta que siempre estés haciéndole fotos a todo, que cada día me pases una foto de lugares extraños por la puerta de mi habitación, que me escribas notitas y las pongas debajo de la almohada. Cuando te pones sobreprotector, cuando te pones celoso y te enfadas me hace gracia, o que en los momentos en los que no me siento bien conmigo misma, me hagas sentir especial. Y aun podría decirte miles de cosas que me gustan de ti. 

-¿Entonces que pasa con Zack?

-Es mi mejor amigo desde que tengo memoria, y tiene novia desde hace mas de tres años.

Me miró arrepentido, con temor, con tristeza. Se tapó la cara con las manos, estaba avergonzado. Le puse una mano en la mejilla donde le había pegado, le acaricié suavemente y finalmente se quitó las manos de la cara y me miró con algunas lágrimas rozando sus mejillas. Me abrazó muy fuerte y no pude evitar que varias lágrimas se desprendieran de mis ojos. 
Y bajo la atenta mirada de la luna, el beso que daría por terminada la pelea llegó, y con el otras desesperadas lágrimas celosas y ansiosas de poder probar los dulces y sabrosos labios de Óliver.

-Óliver.
-Te quiero.
-Te quiero.

Se me había adelantado, me conocía muy bien, demasiado bien. Nos echamos sobre la fina arena y yo apoyé mi cabeza en su pecho, se escuchaban los latidos de su corazon. Poco a poco nuestros ojos se iban cerrando debido al cansancio y a las inumerables lágrimas que ya habían cesado. Mi último pensamiento esa noche, fueron el roce de sus labios contra los míos.