Esta noche brindamos por la juventud.
Cuando sientas que ya no puedes mas, que tu corazón no aguanta la tristeza, que tienes celos o envidia de alguien, que estas muy alegre y quieres estarlo aun mas, que te apetece llorar o reír, que quieres bailar como una loca, que quieres dormir en las estrellas y vivir en la luna, que tu mejor día ha sido hoy que será mañana o quizás fue ayer quien sabe, que el sol te parece mas oscuro o que la lluvia brilla en tu piel... Si te gusta leer, este blog te gustará, o eso espero. :)
29 may 2011
19 may 2011
En el fondo, las chicas débiles sabemos cuidarnos solitas.
Me siento en el borde del abismo mirando el horizonte. Las nubes, de un color grisáceo claro, ocultan ese sol que tanto me gusta. Y yo, ¿Que hago yo? Sigo mirando al horizonte, se oye como las olas rompen contra el acantilado. En este momento me siento como una pequeña ola cuando golpea esas afiladas rocas. Esas que hacen que se rompa en miles de gotitas pequeñas.
Ahora yo soy una pequeña gotita, vagando sola por el inmenso mar.
Si "Él" pudiera estar aquí, conmigo...
Oigo pasos que se acercan. No hace falta girarme para ver quien es. Ya lo sé.
Su perfume me rodea y me abraza.
Óliver llega y se acomoda en la fina hierba. Me mira y una pequeña lagrima desciende por mi mejilla derecha.
" Una chica tan fuerte como tu no debería llorar.."
" A estas alturas deberías saber que yo no soy fuerte"
" Entonces.. - Dudó un poco- ¿Puedo acompañarte? Si no eres una chica fuerte necesitarás ayuda". Sonrió.
" Haz lo que quieras. En el fondo, las chicas débiles sabemos cuidarnos solitas"
" Pero, junto a alguien que las cuide, todo sería mas fácil "
Me giré, y le abracé. Y lloré. Y reí. Y volví a llorar.
Nos separamos poco a poco y volvimos a mirar al horizonte, a las nubes grisáceas... ¿Y por qué no? A un sol que no quería salir, pero que dentro de mi brillaba con intensidad.
Nos tumbamos en la fina hierba y tumbada sobre el pecho de Óliver nos dormimos.
Ahora yo soy una pequeña gotita, vagando sola por el inmenso mar.
Si "Él" pudiera estar aquí, conmigo...
Oigo pasos que se acercan. No hace falta girarme para ver quien es. Ya lo sé.
Su perfume me rodea y me abraza.
Óliver llega y se acomoda en la fina hierba. Me mira y una pequeña lagrima desciende por mi mejilla derecha.
" Una chica tan fuerte como tu no debería llorar.."
" A estas alturas deberías saber que yo no soy fuerte"
" Entonces.. - Dudó un poco- ¿Puedo acompañarte? Si no eres una chica fuerte necesitarás ayuda". Sonrió.
" Haz lo que quieras. En el fondo, las chicas débiles sabemos cuidarnos solitas"
" Pero, junto a alguien que las cuide, todo sería mas fácil "
Me giré, y le abracé. Y lloré. Y reí. Y volví a llorar.
Nos separamos poco a poco y volvimos a mirar al horizonte, a las nubes grisáceas... ¿Y por qué no? A un sol que no quería salir, pero que dentro de mi brillaba con intensidad.
Nos tumbamos en la fina hierba y tumbada sobre el pecho de Óliver nos dormimos.
3 may 2011
El de Lima Limón.
No pienso. No existo. Desaparezco. ¿Es
mi final? ¿Es mi principio?
Preferiría pasar mis pequeños minutos
a tu lado. Pero ya no es posible.
¿Estás triste? No te entiendo. Ahora
soy feliz, pero verte destrozado es algo que mi corazón no aguanta.
Y tu, ser que tanto daño me ha
causado, por fin podía salir sin sentir ese pesar que tanto mal
provocó en mi.
Podía cantar sin pena.
Pero por casualidad, ayer pasé por tu
lado y tu ni te inmutaste. Te vi, sentado en aquella mesa de aquella
heladería que tanta dicha henchía mi alma, te vi, con mi helado
preferido. Si. El de Lima Limón. Y advertí como removías el batido.
“Dos
a la derecha y una a la izquierda” Mi voz resonó
dentro de mi,
“¿Porqué lo haces?”
Aún sabiendo la respuesta, siempre me lo preguntabas.
“Por que así, recuerdo nuestra
primera cita” Y entonces me quitabas el batido y le pegabas
un trago.
Lo removiste, le pegaste el trago y
dejaste el batido en la mesa. Te levantaste y me viste.
Mi corazón se heló.
Di media vuelta y desapareciste de mi
vista. Los días pasaron y como cada sábado volvias a esa heladería.
Sin mi. Ya no cogias el batido de lima. Se que me esperabas, pero yo
nunca volvería.
Pero desde que nuestras miradas se
volvieron a cruzar, ya no fui la misma.
Ahora sabía que prefería tu felicidad
y tu sonrisa, antes que la mía.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)